Trucando el dado del clima: otoño feliz para las procesionarias

 

Acaba hoy un mes de octubre más cálido de lo normal. Me comentan trabajadores del monte que este otoño están sorprendidos por la inusual actividad de la procesionaria. De hecho, varios de ellos han tenido que ser atendidos en el Centro de Salud de Orcera por alergias y urticarias causadas por las orugas. Es sabido que el calentamiento global está favoreciendo la extensión de esta plaga forestal, ya que cada vez se alcanza con menor frecuencia el umbral letal inferior de temperatura para las orugas.

No he visto aún informes meteorológicos, pero la experiencia personal no deja lugar a dudas: este año aún no hemos encendido en casa la chimenea, cuando lo habitual es hacerlo a primeros o mediados de octubre. Y la semana pasada tuve que recuperar los pantalones cortos, ya guardados en el altillo del armario, para salir al monte a mediodía. Menos calefacción y menos ropa: datos contundentes.

Cada vez que ocurre un fenómeno meteorológico fuera de lo normal nos preguntamos: ¿esto es una muestra del cambio climático o siempre han ocurrido cosas “fuera de lo normal”? La respuesta está en una metáfora ya clásica en la divulgación del cambio climático: la del dado trucado. Si trucamos un dado sustituyendo el uno por un seis, cada vez que salga un seis nuca sabremos si se trata del seis “bueno” o del “trucado”, lo que está claro es que saldrán más seises que antes de trucarlo.

Hemos trucado el dado del clima. Es probable que este año no haya sido el primero con un mes de octubre excepcionalmente cálido, pero cada vez habrá más octubres donde las procesionarias se sentirán tan a gusto como en primavera.