Foto: Javier Broncano
Con la nieve, un silencio manso se apodera de nuestros pueblos, que huelen a leña quemada en las chimeneas.
Las ciudades no se paralizan mientras funcionen sus transportes públicos. Aquí no tenemos de eso. Y además, muchas actividades cotidianas se desarrollan sin el amparo de un simple tejado.
Así que, en días blancos, los aceituneros se quedan en casa y casi todo se para, porque lo que toca es rendirse a la evidencia de que, para bien o para mal, los humanos aún no lo tenemos todo controlado. La naturaleza, aquí, todavía toma el mando en algunas ocasiones.
Hay tanta belleza en esos días que hasta el televisor abandonado y despanzurrado en la calle exige su derecho a una foto.
Hay tanta belleza en esos días que hasta el televisor abandonado y despanzurrado en la calle exige su derecho a una foto.
Plas plas plas
ResponderEliminarChapeau señor Broncano :-)