De la mano de voluntarios de Segura Solidaria, he visto las condiciones en que malviven muchos emigrantes estos días. He visto decenas de ellos hacinados bajo el puente del Guadalimar en La Puerta de Segura, preparándose para una noche glaciar que la humedad del río haría aún más insufrible. También he visto actitudes muy distintas ante ellos. Por ejemplo, la de quien les trataba con desprecio descarado. Era un individuo respetable que seguramente no se considera a sí mismo un racista, y debe ser verdad: hay gente que trata así a todo el que considera un pobre diablo, un muerto de hambre, un pelanas, un incordio. Le da igual la raza, en eso no discrimina. Pero también he visto a una mujer que les regalaba una cacerola para cocinar, la más grande que tenía en su casa. Hay de todo, incluso quien les ha abierto una estancia de su propia casa.
Por lo visto, hay también quienes están molestos con la actividad humanitaria de Segura Solidaria, porque consideran que las “comodidades” que dan a los inmigrantes –mantas, ropa, algo de comida y, cuando se puede, un techo- constituyen un “efecto llamada” para que se queden por aquí. Yo creo, sin embargo, que la acción de estos voluntarios demuestra dos cosas: primero, que los dispositivos oficiales de acogida no son suficientes o están mal planteados; y segundo, que, por fortuna, aún hay personas que no van exclusivamente a lo suyo. No es a ellos a quienes hay que poner pegas.
En cuanto a lo del efecto llamada… en fin, ante las personas que leen este blog no es necesario rebatir semejante tontería. Además, si lo hiciese, correría el riesgo de acabar dando un sermón, y no hay cosa que más deteste. Y menos en estas "entrañables fechas navideñas", que es cuando más proliferan.
Es evidente que los Ayuntamientos, deberían de tener habilitados lugares donde los inmigrantes que vienen a la búsqueda de unos jornales en la campaña de recogida de la aceituna, pudieran cuando menos, dormir y hacer las mínimas necesidades personales.
ResponderEliminarEs necesario de cara al futuro, la creación de al menos tres albergues comarcales para solucionar este problema de humanidad, dando a su vez repuesta adecuada a la necesidad de recibir inmigrantes para la recolección de la aceituna.
No es difícil conseguirlo, las inversiones de los Ayuntamientos, nunca serían mejor empleadas, y con la ayuda de las cooperativas facilitando el espacio necesario y colaboración posterior, se daría solución a un problema de legalidad, “incumplida”, amén de un verdadero problema humanitario.
Manos a la obra, a proponer la solución y a luchar por ella.
Ojalá se solucione pronto este terrible problema y de la mejor forma posible. Yo no vivo en aquella zona y pienso que si tuviera la oportunidad de poder acoger a alguien en tal situación, sin dudarlo lo haría ...no me puedo ni imaginar lo mal que lo debe de estar pasando esta gente con el frío que está haciendo estos días.
ResponderEliminarEspero que cada vez haya más personas que, como tú, Javier, deje de ir a lo suyo (como bien dices) y se preocupe más por ayudar a los demás.
Gracias por tu trabajo, de verdad, haces posible que personas que nos encontramos fuera de aquel entorno, pero por el que también sentimos un profundo aprecio, podamos conocer la situación e intervenir de la forma en la que nos sea posible.
Gracias de nuevo y un saludo.
José Carlos:
ResponderEliminargracias por tus elogios,pero yo en realidad no estoy invlucrado en la Plataforma, tan solo me hecho eco de su actividad, los voluntarios que están en la calle son otras personas. Ellas son las que se merecen un aplauso, aunque no es lo que buscan.