Esta tarde he subido andando desde Orcera a la cumbre de Peñalta. Arriba he charlado un rato con el foguero (vigilante), que era Adolfo, de Benatae, quien me ha estado explicando cómo hace sus extraordinarios bastones artesanos de madera de majuelo con empuñadura de asta de venado (los podéis encontrar en el Centro de Interpretación del Sequero, en Siles). La conversación se ha desarrollado literalmente rodeados por un grupo de cabras monteses, que estaban a sus anchas por los riscales del promontorio, a sabiendas de que la compañía de nuestros buenos fogueros siempre es amistosa. Mientras, el sol iba cayendo sobre la inmensidad del paisaje entre nubes altas y blancas, nubes bajas y grises y claros de cielo azul.
Estábamos hablando sobre lo que les espera a las cabras a partir de que se abra la veda, dentro de unos días, cuando, para confirmar los peores presagios, sonaron hasta siete disparos de escopeta a lo largo de unos diez minutos, en dirección a Segura de la Sierra. Media hora después, ya de vuelta, pasada La Hoya, he oído otros nueve disparos, más espaciados, a lo largo de otra media hora, más o menos. En la zona donde se producían los disparos había un ciervo berreando hace unos días.
Para quien no conozca estas cosas, puede resultar asombroso que retumben diez y seis disparos en el monte a lo largo de una hora y media, a plena luz del día, en unas fechas donde está prohibido cazar y en medio de un Parque Natural... pero eso es lo que hay. Y además, no digo yo que pase a diario, pero tampoco es nada que asombre a los que aquí vivimos.
Ese es el problema, que nos dejemos acostumbrar.
lunes, 4 de octubre de 2010
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Pues estamos "arreglaos"
ResponderEliminarA este paso tambien querrán declarar la caza BIC como los toros.Al tiempo
ResponderEliminarMientras mis alumnos fritos porque llegue las primeras monterias...
Gerardo, aunque a mí no me guste la caza, no me parece preocupante que haya alumnos a los que sí les guste. Tengo comprobado que algunos de los chicos más cazadores tienen un mayor contacto con la naturaleza y mayor conocimiento del medio que no los que no salen al monte a nada, que hoy en día son mayoría.
ResponderEliminarA los que les gusta la caza jamás hay que afearles su afición. Lo que hay que hacer es ayudarles a enfocarla bien. Lo primero, decirles que nunca se salgan de la ley. Y lo segundo, aprovechar su contacto con la naturaleza para que la admiren más y tengan más ganas de conocerla y de respetarla.
Hay chicos cazadores que cuando oyen hablar del águila real hacen el gesto de disparar, con los que hay que tener mucha paciencia, pero otros sienten verdadera admiración por los animales (a su manera, claro...). Hay que ganarse a unos y a otros.
Prefiero a un chico rural cazador, pero con respeto y conocimiento del medio que le rodea, que uno urbano que no ha pisado más que el asfalto y cree que el monte está lleno de bambis.
Así que los profes rurales tenéis cosas importantes que transmitir...
Javier, este es un tema recurrente en la vida y también en tu blog, pero es que es realmente complicado. Me gusta mucho la postura que has expresado en el anterior comentario pues los "conservacionistas" tendemos a demonizar una actividad que bien regulada y administrada tiene sus virtudes. Otra cosa son los desalmados que hay por todos sitios :-(
ResponderEliminarSí, la verdad es que tanto cazadores como no cazadores debemos reconocernos mutuamente y dejar de lado ciertos prejuicios por ambas partes. Hay demasiada visceralidad, y no es fácil de superar.
ResponderEliminartotalmente de acuerdo en que ha que respetar a los cazadores, pero no a los furtivos que ha parte de matar animakes a discrecion lo hacen en cualquier sitio,Hace unos años en mi cortijo entraron dos cazadores a tirar a todo lo que se le ponia por delante, al ser descubiertos emprendieron la huida como vulgares cobardes, pero el destino les jugo una mala pasada y perdieron la documentacion que nos sirvio para poner la correspondiente denuncia.
ResponderEliminarPues no eran muy espabilaos, no...
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