Foto: www.estonoeh.es
Como bien sabéis, los hortales de la Sierra dan unos pepinos de muy buen ver y mejor comer. Hace unos días, sin embargo, el monte quedó sembrado de unos pepinos que, aunque de tamaño estaban muy bien, eran francamente rarillos de consistencia y de color. Algo nunca visto por aquí. Y además, en un terreno tan agrio… Eran similares a los de la foto.
Un amigo mío, llamémosle Juampe, los vio cuando estaba trabajando en la extinción del incendio causado por el Mirage que se estrelló el pasado 10 de septiembre entre Cañada Catena y La Espinareda. Juampe, exquisito agricultor en sus ratos libres, quedó como abducido ante la vista de semejante prodigio y fue presto a echarle mano. De pronto, un comandante del Ejército del Aire le gritó: “¡Nooo, eso ni tocarlo!”. Y explicó a Juampe y sus compañeros que aquello era nada menos que una bala antiaérea. Es decir, un pepino capaz de derribar un avión enemigo.
Me cuenta Juampe que, según el comandante, el avión llevaba 270 hortalizas de aquellas. Y que tanto él como sus compañeros, prefirieron no imaginar lo que habría hecho con sus cuerpos -frágiles sacos de carne y huesos- un pepino que puede echar a tierra a un F-18, en el caso de que lo hubieran cogido y manipulado durante ¡las dos o tres horas que estuvieron trabajando en la zona antes de que alguien les advirtiese del peligro!
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