Por fin la Comisión Europea ha decidido intervenir en el problema de El Maguillo (Beas de Segura), a la vista de las irregularidades y los graves impactos ambientales causados por la extracción de agua subterránea para riego de olivares privados. La resolución del expediente de infracción contra las autoridades españolas llevará su tiempo, por lo que varios eurodiputados del PP, el PSOE y UPyD han pedido que se tomen decisiones urgentes para evitar que se sigan produciendo daños. Eso, en las fechas de primavera en las que estamos, solo puede traducirse en la prohibición cautelar inmediata de la extracción de agua.
La Confederación Hidrográfica del Guadalquivir y la Consejería
de Agricultura y Medio Ambiente deberían estar en este momento todo lo ágiles
que no han estado antes, evitando que las aguas subterráneas que dan vida al
mayor espacio protegido de España sean expoliadas sin contemplaciones un año más
para el beneficio privado.
Hay que destacar y valorar como se merece la profesionalidad
e independencia de criterio de la directora-conservadora del Parque Natural,
Catalina Madueño, cuyo informe de diciembre de 2011 a la Junta Rectora del
Parque puso de manifiesto de manera nítida que la extracción de aguas está
secando fuentes y manantiales y amenazando a determinadas poblaciones de flora
legalmente protegida.
La Plataforma Valles Verdes, motora de todo este proceso,
está recogiendo firmas de apoyo. Este es un momento clave en el que todas las
personas que se identifican con la defensa del desarrollo sostenible y con la
conservación del patrimonio ecológico y el paisaje de la Sierra de Segura
pueden hacer algo importante. Por favor, lee y firma esta petición y compártela con
tus amigos y amigas. Gracias por adelantado.
(Veo que a partir del 9 de mayo la web Actuable está cambiando a Change.org y ahora mismo no se puede firmar. Espero que esto se solucione lo antes posible).
Y recuerda que, aunque los titulares de la noticia y hasta el de la
petición de firmas hablen del "Parque de Cazorla", esto es la Sierra de
Segura. Aunque, por suerte, los paisajes de la vida no entienden de
nombres.
Foto: Javier Broncano Casares
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