viernes, 30 de septiembre de 2011

Nuestras Sierras son un laboratorio para la vida - Dos enlaces con la ciencia
























Hay un par de enlaces en la columna de la derecha de este blog que me gustaría comentar. Ambos tienen que ver con las actividades científicas en el Parque Natural.
El primero de ellos enlaza el pdf del libro Investigaciones sobre plantas y animales en las sierras de Cazorla, Segura y las Villas. Está hecho por el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y recoge algunos de los trabajos realizados por investigadores de este organismo a lo largo de 25 años. El libro nació con voluntad divulgativa y sus promotores tuvieron la intención de que llegara a los centros educativos de los pueblos de nuestras comarcas, lo cual, hasta donde yo sé, nunca llegó a ocurrir. Una lástima, porque el libro es una maravilla y podría haber contribuido a despertar más de una vocación científica.
El segundo enlace es a la página Literature references on the Sierras de Cazorla-Segura-Las Villas también del CSIC, que recoge cientos de referencias de investigaciones en el Parque, gran parte de ellas disponibles en pdf. La mayoría pertenecen a los campos de la biología y la ecología, pero hay también trabajos sobre historia.
Ambas páginas pertenecen, a su vez, a la web de Carlos Herrera Maliani, el más prestigioso ecólogo español y el científico que más se ha involucrado en nuestro Parque Natural.
La vida en nuestras Sierras aún tiene libertad y espacio para desplegar sus asombrosas estrategias, convirtiendo nuestras montañas en un laboratorio con un incalculable valor científico. Ese es uno de sus principales valores y un motivo más que suficiente para conservarlas, porque la ciencia contribuye a nuestro bienestar material y además nos ayuda a entender cuál es nuestro papel en la trama de la vida.
Ese valor lo comprendieron hace ya más de un siglo los primeros botánicos europeos que se patearon con asombro nuestros montes descubriendo para la ciencia su gran riqueza botánica. Por ejemplo, Elisée Reverchon, viajero y botánico francés que, a principios del siglo XX, estableció su cuartel general en La Puebla de Don Fadrique, donde se dedicó durante varios años a investigar la flora de nuestras sierras para estupefacción de los vecinos del pueblo, que no entendían muy bien qué hacía un francés dedicándose a tan extraños menesteres. En su honor, hay varias especies de plantas que llevan su apellido, como Solenanthus reverchonii, cuya única población en el mundo está en el sureste de nuestro Parque Natural, cerca del límite con Granada, es decir, no lejos de la zona donde vivió Monsieur Reverchon.
Desde entonces, la actividad de los científicos en nuestras Sierras ha sido incesante y en ocasiones se ha hablado de la creación de un centro que recoja su producción. La situación económica actual no ayuda a este tipo de iniciativas, pero el desarrollo tecnológico sí, por lo que dicho centro podría perfectamente ser virtual. Para ello sería necesaria la colaboración de instituciones privadas y públicas –especialmente la Consejería de Medio Ambiente, el CSIC y las universidades- así como la colaboración de voluntariado. En cualquier caso, no sería algo especialmente costoso.
Mientras tanto, ahí está la contribución de Carlos Herrera, a quien nunca se agradecerá lo suficiente su dedicación y su devoción por las Sierras de Segura, Cazorla y Las Villas.

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