miércoles, 25 de mayo de 2011

La primavera más jugosa en la Sierra de Segura

















Este año la atrapamoscas (Pinguicola vallisneriifolia), insectívora y endémica, tapiza paredones enteros. 
Foto: Javier Broncano - mayo 2011
 
Tras dos años de aguas abundantes, esta primavera está siendo la más jugosa que recuerdo en los veinticinco años que llevo viviendo en la Sierra de Segura. Da gusto ver cómo la vegetación se estira y se adensa.Y cómo florece. La palabra, la imagen y el sonido pueden transmitir muchas sensaciones de lo que está ocurriendo en la naturaleza. Pero hay una, el aroma, que por el momento escapa de la posibilidad de ser comunicada de manera directa. Si queremos oler, husmear, olfatear y olisquear tenemos que patear el monte, no hay otra. El olfato es una de las víctimas de la evolución de Homo sapiens en beneficio de la vista, y bueno, no nos vamos a quejar porque no nos ha ido nada mal, pero conviene ejercitarse en la recuperación de este sentido y dejarse llevar de vez en cuando por su seductora capacidad de evocación.

Esta primavera, por ejemplo, las madreselvas, las retamas y los majuelos perfuman como nunca los aires serranos y nos están llamando al goce del olvidado sentido del olfato. Así que, cuando a uno le preguntan que si no se aburre viviendo en un pueblo, te quedas como bloqueado durante unos segundos por la cantidad de cosas que se te agolpan en la mente y acabas despachando el asunto con algún lugar común. En realidad, la única respuesta coherente sería: "ven, camina, respira, mira, huele...e intenta comprender".O sea, no te quedes en el recurrente "ven y vívelo" de la publicidad del turismo rural al uso. La naturaleza, y las gentes que forman parte de ella, son un extraordinario libro abierto para quien sabe leerlo (y olerlo, claro).

















Espectacular floración del durillo blanco (Amelanchier ovalis)
Foto: Javier Broncano - mayo 2011





































El majuelo (Crataegus monogyna) se está cubriendo este año de un manto floral blanco especialmente denso, saturando su entorno de fragancia. El de la foto, además, tiene un espléndido porte arbóreo.
Foto: Javier Broncano - mayo 2011

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