Foto: Javier Broncano
Las Tablas de Daimiel son otro lugar que este año no hay que perderse por su excepcional estado en cuanto a cantidad de agua. Allí estuvimos el pasado sábado, en una soleada jornada en la que disfrutamos de unas Tablas que, por primera vez en muchos años, recuerdan a las Tablas de siempre.
Pero no hay que olvidar que la actual exuberancia es un espejismo debido a las excepcionales circunstancias climáticas de los dos últimos años. En realidad, el tremendo problema de la sobreexplotación del acuífero 23 para riego agrícola sigue vigente. Las Tablas de Daimiel son, desde hace mucho tiempo, uno de los mejores indicadores de cuál es la verdadera agenda política de los grandes partidos en materia de medio ambiente.
Frenar la sangría del gran acuífero que alimenta a Las Tablas siempre ha supuesto enfrentarse a miles de agricultores, y ante el crudo dilema desarrollo sostenible o votos, los gobiernos central y autonómico se han limitado a poner parches para no sufrir las consecuencias electorales de tomar medidas impopulares.
Hace años, un agricultor declaraba en la prensa que sus hijos habían podido ir a la universidad gracias al riego que le permitían sus pozos sobre el acuífero 23. Le comprendo. Cualquiera le comprende. Lo que no se comprende es que los gobernantes hayan dado lugar a que la única forma de dar un futuro a los hijos de tantos agricultores manchegos haya sido esquilmar un Parque Nacional permitiendo miles de pozos ilegales.
Hoy, parece que hay planes serios para solucionar el problema a largo plazo, pero tuvo que ser la UNESCO la que pusiese firme al gobierno español tras el incendio de la turba que estuvo a punto de hacer desaparecer el Parque Nacional en 2009. Y además, según me cuentan buenos conocedores locales de la problemática de Las Tablas, los planes no se están llevando a cabo con la celeridad necesaria. Como ha caído agua, se les ha pasado el susto a los gobiernos central y autonómico. Y encima, con la crisis, no están las cosas para hacer dispendios en patos. Así que todo sigue pendiente de la benevolencia del cielo. Es un consuelo, porque a las centrales nucleares les van a prolongar la vida útil llueva lo que llueva.
Yo creo que lo que tiene que haber no es una lluvia, sino un verdadero ciclón de responsabilidad en la ciudadanía y en los gobernantes para que los programas electorales se cumplan y la economía sostenible sea algo más que una letanía.
Fotos: Javier Broncano
AMEDIADOS DE ENERO ESTUVIMOS UNA SEMANA EN ALMAGRO Y COMO NO FUIMOS A LAS TABLA, UNA MARAVILLA DE ESPECTACULO.lOS PERROS LO PASARON FENOMENAL, FUIMOS TAMBIEN AL VISO DEL MARQUES Y QUE PALACIO MAS IPRESIONANTE,
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