viernes, 14 de enero de 2011

La Matea, anónima y con tufillo

















La Matea - Foto: Javier Broncano
Quienes aún no conozcan la aldea de La Matea, tienen muchas razones para ir a ella. Por ejemplo, comer en el hotel-restaurante Escobar o comprar un jamón en El Berral. O acercarse a la insólita altiplanicie de los Campos de Hernán Perea. O disfrutar de un paseo por la deliciosa vega de Santiago de la Espada y sus pequeñas aldeas... Pero encontrará dos inconvenientes.

El primero es muy simple: no sabrán dónde están, a no ser que pregunten. Porque La Matea, como tantas otras aldeas de la Sierra de Segura, no tiene el honor de tener su nombre puesto a la entrada (salvo que lo hayan colocado un día de estos, en cuyo caso pido disculpas por adelantado). La Matea cuenta con varios cientos de habitantes, aunque si sólo contara con uno también lo debería tener.

El segundo inconveniente es que notarán un desagradable tufo a residuos ganaderos, sobre todo en determinadas zonas y momentos, ya que los esfuerzos del Ayuntamiento para separar claramente las naves de ovejas de las casas  han sido insuficientes hasta ahora.

Decir La Matea es decir oveja segureña, incluso decir trashumancia: para quitarse el sombrero. Decir La Matea es también decir autenticidad, naturaleza, paisaje y cultura popular. Por eso es una lástima que estas cosillas, en 2011, sigan pasando.

No obstante, si aún no has estado en La Matea, corre para allá. A pesar de todo, no tiene pérdida. Al menos si llevas mapa.

1 comentario:

  1. ANDRES-BLAS MARTINEZ SANCHEZ29 de diciembre de 2016, 19:36

    EN LA MATEA HAY SITIOS DIVINOS PARA PASAR UNOS DIAS, COMIDA EN MESON ESCOBAR INIGUALABLE Y COMPRAR JAMONES Y QUESO EN EL BERRAL, RICOS.RICOS.-

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