martes, 10 de noviembre de 2009

El monte no es sólo de los cazadores


















Familias inciando una ruta en Las Acebeas.     Foto: Javier Broncano 

¡Qué tiempo tan bueno está haciendo para buscar setas, para montar en bici o para caminar! Salvo algún día que ha salido un poco rebeldón, en general predomina el sol, el cielo azul con sus nubes bien dispuestas, un airecito fresco ideal para no sudar demasiado…

Todo perfecto, salvo el susto de muerte (sí, de muerte) que te llevas cuando suena un tiro del que no tienes ni idea de dónde ha salido, salvo que ha sido disparado muy cerca de ti. Y te amarga el día, y hasta piensas volverte a casa…

Otoño es la temporada de máxima afluencia en nuestros montes, coincidiendo en el mismo espacio guiscaneros* y cazadores. Donde hay monterías, se supone que lo anuncian en un folio pegado a un árbol. Pero si están cazando “a la mano”, en grupos de cazadores que se van desplazando con sus perros, ni eso. Si te pilla, te pilla.

Los cazadores argumentan que la temporada de caza es corta y, además, que para eso pagan. En el fondo, creo que lo que denota la actitud de la mayoría es el convencimiento profundo de que el monte es suyo, al menos cuando están cazando. Y no es así. Menos aún, en una comarca como la nuestra, con tanto monte público.

No me cabe duda de que la mayoría de los cazadores son cuidadosos con sus disparos. Pero también es innegable que hay muchos accidentes. Por ejemplo, el año pasado murieron en España por esta razón 20 cazadores, 13 sufrieron graves heridas que les acarreó una invalidez grave y 846 sufrieron lesiones de menor gravedad. Como para que no andemos asustados los que no somos cazadores, e incluso los cazadores que están haciendo otra cosa, porque el que hoy caza, mañana está buscando setas.

¿Por qué, durante varios meses, tenemos que renunciar a salir al monte o ir con temor los que no vamos a cazar? En el monte pueden convivir las personas que van a caminar, a buscar setas, a montar en bici o a caballo, a hacer fotos, a comerse la tortilla o a dar un paseíto con los amigos…pero la caza tiene un problema: ¡es excluyente! Donde se está cazando, olvídate de todo lo demás.

Se dice, desde sectores de los cazadores, que no se merecen su creciente impopularidad. Pero que se pongan en el pellejo de los que sufrimos las consecuencias de su actividad. Acepto la caza, aunque no me guste. Pero creo que los cazadores deberían aceptarnos a los demás e ir pensando que habrá que ir consensuando algunas limitaciones temporales a su actividad. Vamos, que, si hoy tú, mañana yo, y así.
Seguiremos hablando de este espinoso asunto.

*Guíscano=níscalo

5 comentarios:

  1. El cazador paga por ello, el buscador de guíscanos no. Soy ambas cosas, y no creo que la culpa la tenga el que caza. Quizá haya que culpar a otros, por ejemplo ¿la Administración?

    ResponderEliminar
  2. Creo que tiene que haber una ordenación, para que no coincidamos los cazadores con los que que vamos al monte a cualquier otra actividad, asumiendo riesgos innecesarios

    ResponderEliminar
  3. Anónimo:
    el hecho de que pague no justifica que la actividad del cazador sea prácticamente excluyente de todas las demás. Cuando buscas guíscanos no pones en peligro al que caza, sino al revés. Estoy hablando de montes públicos, no me refiero para nada a los privados. Y no me parece justo que, durante muchos meses al año, una actividad excluya a las demás. Creo que debería haber días en los que se pueda caminar o buscar setas, o irte a comer con los amigos sin temor a que ocurra algo.

    ResponderEliminar
  4. No voy a entrar en defender a los cazadores y la actividad cinegética, pero sí decir que aunque los montes sean comunales o públicos, normalmente los cazadores invierten mucho mas tiempo y dinero en cuidarlos (puede que por propio interés) que todos los que vamos a otros menesteres. También decir que normalmente aunque la veda sea un determinado tiempo, en casi ningún coto se cazan todos los días hábiles, sino uno determinados días muy inferiores a los establecidos por la ley, inclusive determinando un numero de horas (normalmente a las doce se deja de cazar en mano). Yo creo que todos tenemos cabida, cada cual con su afición, los accidentes de caza quizás tengan mas repercusión porque se porte un arma, pero cuantos accidentes no hay por el simple caminar, buscar niscalos o incluso dentro de una ciudad, todo está determinado desde el punto de vista desde donde se mire, para algunos soltar visones americanos es un ejemplo de sensibilidad animal para otros un delito ecológico. Un saludo.

    ResponderEliminar
  5. Soy de los que piensan que soltar visones es un delito ecológico, aunque moralmente no justifico su cría para la explotación peletera.
    En cuanto a lo de los accidentes, hay una diferencia bastante clara entre unos y otros de los que citas: el senderista y el setero se tuercen sus propios tobillos. El cazador puede meterle una bala al que pasa por allí. Por eso digo que la caza es la única actividad excluyente.
    En cuanto al cuidado que los cazadores hacen del monte, hay parte de verdad, pero sería largo de debatir aquí.

    ResponderEliminar