Si no
fuera porque tengo a Diario Ideal por un medio serio, no podría creerme lo que publica hoy. La Consejería de Agricultura, Pesca y Medio Ambiente ha permitido
la caza de un ciervo en el Parque de Fauna Silvestre Collado del Almendral a
alguien que ha pagado entre 2.000 y 3.000 euros para colgar en casa su trofeo.
Para quienes no conocen nuestro Parque Natural, aclaro: el citado Parque de
Fauna Silvestre es un área vallada, de reducida superficie, donde la administración mantiene en semilibertad unos
cuantos ejemplares de cabra montés, ciervo, gamo y muflón. Siempre ha sido una
de las infraestructuras del Parque Natural más populares y visitadas, teniendo
un alto valor turístico y educativo.
Según Ideal, la Junta justifica la cacería en
la falta de medios económicos para suministrar pienso a los animales, afirmando
que gracias a ese dinero se ha podido seguir comprando alimento para el resto
de animales. Brillante idea. Supongo que los luminosos técnicos que han tenido la
ocurrencia lo justificarán con el famoso argumento de la puesta en valor de los recursos naturales. Es probable que hayan pensado
que, si el Organismo Autónomo de Parques Nacionales ha autorizado la caza en
alguna zona donde nunca antes se había permitido, con el fin de sanear sus
presupuestos en tiempos de crisis, ¿porqué no hacemos aquí lo mismo? Y si hacer
lo mismo aquí es imposible, porque la caza está permitida de toda la vida de
Dios, ¿cuál es el único sitio que tenemos donde nunca se ha cazado? ¡El Parque
de Fauna Silvestre! ¡Seguro que hay alguien dispuesto a soltar una pasta por el
morbo de entrar a ese corral a tumbar un buen venado! Y sí, claro, lo ha
habido.
A mí me
parece, sin embargo, que los tales técnicos, o gestores, o como quiera que se
llamen, tienen ideas algo toscas acerca de la puesta en valor. Miren, este Parque Natural lleva veintiseis años puesto en valor a nivel nacional e
internacional mediante una imagen que vale su peso en oro: la de un gran
espacio protegido con una espectacular fauna silvestre en libertad. El espacio
donde Félix Rodríguez de la Fuente grabó algunos de sus mejores documentales
sobre la fauna ibérica. El espacio que vuelve a ser sobrevolado por el
quebrantahuesos. Esa es la imagen que hasta ahora ha tenido este Parque Natural,
la más veraz y auténtica, la que más valor
aporta. Esa imagen se ha desplomado al mismo tiempo que el ciervo abatido
contra la valla del Collado del Almendral.
Para
evitar malentendidos, quiero aclarar la obviedad de que este no es un asunto de
legalidad ni de conservación. Puede que cazar una pieza en el Collado del Almendral
sea legal. Tampoco produce un daño ecológico especial,
porque al fin y al cabo el ciervo abatido es uno más de los que se cazan cada
año en el Parque Natural. No, este es un tema ético y sobre todo, estético. Ética
y estética son palabras que producen una sonrisilla de suficiencia en muchos
políticos y bastantes gestores que se jactan de pragmatismo. Bien, no seré yo quien predique en el desierto, pero insisto –por el
lado estético- en el daño que se ha causado al sector turístico del Parque
Natural, que vive de una imagen radicalmente distinta a la que se acaba de ofrecer cuando
se permite entrar a cazar como quien dice a un corral donde, si disparas a
ciegas, es difícil no matar algo. Esa imagen de caza ventajista, patética y casposa choca
de frente con la de un Parque Natural que presume de ser uno de los grandes campeones de la
biodiversidad europea. Estoy seguro, también, de que muchos cazadores, que entienden la caza de otra manera, se sienten hoy muy a disgusto con esta noticia. Por no hablar de los empresarios turísticos, que suelen ser discretos, pero que están que se suben por las paredes, al menos los que yo conozco.
Y
atención, esto es lo que dice la propia web turística de la Consejería sobre el
Collado del Almendral: “A estas espectaculares panorámicas hay que
sumarle la posibilidad de observar, sin dificultad, a los grandes ungulados que
habitan estas sierras. Aquí, ciervos, gamos, muflones y cabras monteses viven
en semilibertad, por lo que sólo habrá que caminar en silencio para
sorprenderlos alimentándose en algunos de los comederos”… “y disparar cómodamente sobre ellos”, se debería añadir desde
ahora.
Hace años que, acertadamente, se cambió la denominación
oficial del Collado del Almendral. Ya no se llama Parque Cinegético, como siguen repitiendo algunos medios, sino Parque de Fauna Silvestre. El nombre
anterior no aludía a que se pudiera cazar en su interior, sino a que allí se
pueden ver las especies cinegéticas más emblemáticas de un Parque Natural con
larga tradición de caza mayor. El cambio de nombre obedeció a una filosofía distinta, que ve la fauna, no solo como objeto
de caza –que también- sino bajo un prisma mucho más amplio. Hoy, sin embargo,
el Collado del Almendral parece convertirse, no ya en un parque cinegético, sino en una auténtica granja de caza
intensiva.
¿No se les ha ocurrido otras alternativas a los gestores
del Parque? ¿Tal vez una pequeña entrada a los visitantes? ¿O incluso su colaboración
económica voluntaria? Sí, no se rían, vayan a otros países y lo verán. Y puede
funcionar, si se sabe pedir. ¿Se han planteado el patrocinio? No, han ido a lo
fácil, a vender el trofeo.
Hoy, la comidilla de los habitantes del Parque Natural es la
comparación con los tiempos en que Franco aterrizaba por aquí para liquidar el
venado que le ponían delante. Pero seamos positivos. Aquel tipo no dejaba un
duro en la Sierra. Ahora, sin embargo, los caprichos se pagan. Quieras que no, vamos
mejorando.