martes, 30 de agosto de 2011

Librería Cobo, de Orcera - La librería serrana

















Antonio Cobo, de la Librería Cobo

Los hay buenos, malos y regulares, como en todas partes. Los libros de temática serrana no tienen ganado el pequeño cielo de los frikis segureños por el mero hecho de tratar de esta comarca o inspirarse en ella. Pero es tan poco frecuente que alguien se ocupe de escribir sobre estas perdidas sierras que, al menos para mí, rara es la obra que no aporte algo y que no merezca venirse a casa. Algunas sólo las he hojeado y otras las he devorado, pero les tengo cariño a todas porque cada una supone el esfuerzo de alguien con quien comparto una pasión.

Por suerte, hay un lugar de referencia para los que nos gustan estos libros. Es la librería Cobo, de Orcera. Antonio, su dueño, lleva años de constancia en el afán de poner esas obras a disposición del público. Tiene mérito, porque ese público es más que reducido y porque casi siempre se trata de libros con tiradas cortas y publicados por editoriales pequeñas, incluso a veces autoeditadas por los propios autores. Así que hay que agradecer a Antonio un empeño que, sin duda, va más allá de lo comercial. Y más en estos tiempos, cuando -por suerte- la tecnología y el mercado global ponen tantos libros al alcance de nuestro ratón, pero a riesgo de hacernos olvidar que ciertos tesoros sólo los podemos encontrar en la pequeña librería de siempre.

Ahora, además, la librería Cobo tiene su propia web. Lo pone fácil.¡Enhorabuena!

miércoles, 24 de agosto de 2011

El Maguillo en diario Ideal - Un buen artículo con un titular lamentable


















Alberca seca en El Maguillo, Beas de Segura - Foto: diario Ideal

Diario Ideal se ha hecho eco del conflicto de El Maguillo en un artículo que podéis ver aquí. Entre otras cosas, recoge las conclusiones del equipo de expertos de la universidad Pablo de Olavide de Sevilla que estudiaron el sondeo: «la extracción de los recursos hídricos subterráneos por los sondeos de Maguillo originará una merma del caudal drenado por los acuíferos... La generalización de concesiones de agua subterránea para riego, en una comarca con elevada demanda para la olivicultura, supondría una profunda alteración del régimen hídrico de los cauces permanentes de la cabecera del Guadalquivir y, en consecuencia, un grave impacto en los hábitats fluviales asociados al Guadalquivir».

Merece la pena leer el artículo, aunque es de lamentar su titular: "Denuncian que nuevos sondeos en Cazorla están secando manantiales". Una vez más, se ubica en Cazorla lo que está en Segura. Un viejo asunto que no acaba de entrar en las redacciones de algunos medios de comunicación. Se puede entender que la economía de palabras a la que obliga todo buen titular invite a resumir "Parque Natural Sierras de Cazorla, Segura y Las Villas". Pero en el caso de este artículo simplemente se debería haber puesto la palabra Segura en lugar de Cazorla. Diario Ideal se hubiera ahorrado dos cosas: molestar a una comarca entera... y una letra en un titular.

viernes, 19 de agosto de 2011

El ex-coordinador técnico cuestiona la actuación de la Fundación Gypaetus tras el envenenamiento de dos quebrantahuesos





 










El parón que ha sufrido la reintroducción del quebrantahuesos en Andalucía sigue doliendo y generando debate. A comienzos de agosto recibí una carta de José Eugenio Gutiérrez Ureña, que fue coordinador técnico de la Fundación Gypaetus hasta la conocida oleada masiva de despidos, de la que él también fue víctima. Con su autorización, la reproduzco íntegra. Pido disculpas por el retraso en hacerlo, que se ha debido, no ya a mi lejanía física de la Sierra durante las últimas semanas, sino a la terapéutica distancia mental que me he impuesto durante las mismas hacia todo lo relacionado con la comarca y sus asuntos. 

En su carta, José Eugenio cuestiona las actuaciones y explicaciones de la Fundación Gypaetus tras el envenamiento de dos quebrantahuesos en Castril. Hay que leer sus argumentos con el respeto que se merece alguien que está cualificado como pocos para hablar de los problemas que sufre la Fundación Gypaetus y la reintroducción del quebrantahuesos. Y lo está por experiencia, por conocimiento y por implicación profesional y personal. 

En este blog se está desarrollando parte del imprescindible debate público sobre la crisis de la reintroducción del quebrantahuesos en Andalucía. Agradezco su participación a todos los que han colaborado hasta el momento en dicho debate y reitero que este espacio de comunicación sigue abierto a todas las opiniones y aportaciones, sin excepción.

José Eugenio, gracias por tu contribución al debate. No soy quién para opinar sobre tu carta... salvo en lo que se refiere al primer párrafo. Ese lo entendemos todos, tengamos o no relación con la reintroducción del quebranta. La manera en que los serranos diagnostican algunos problemas es a veces demasiado drástica, pero tienen sobradas razones pasadas y presentes para analizar las situaciones en términos de las "agarraeras" que tiene cada cual y el movimiento de "los cuartos", como tú dices. He visto y veo esa actitud de resignación en casos mucho más sangrantes que el que aquí nos ocupa, y siempre me ha sublevado la pasividad que suele implicar. Pero al cabo de tantos años en esta Sierra, entiendo que esa manera de "sentenciar" las situaciones -como bien tú expresas- es su forma de vacunarse contra la melancolía de la decepción colectiva. Y hoy, hasta pienso que no es mal punto de partida para superarla.

A continuación, la carta de José Eugenio.

Torredonjimeno, 30 de julio de 2011

Gracias Javier por tu interés por este tema, felicidades por el éxito de tu blog y enhorabuena por el seguimiento que tiene en la Sierra. Estuve el fin de semana pasado en Pontones y algunos de sus comentarios, entre ronda de tragos largos, animaron la conservación hasta altas horas de la noche. A veces la solución o, al menos, el entendimiento de los problemas de la sierra surgen antes de estas conversaciones que de otras que algunos mantienen “al más alto nivel”. Sobre el quebrantahuesos, a mí me quedó la impresión de que en la Sierra no quedan muchos interrogantes. La foto de Pontones sigue en el bar “El Cortijo” y estará para siempre en el recuerdo de muchos. Pero lo del buitre es un tema zanjado. Cuando se enteraron de los despidos, se indignaron y juntaron firmas, pero en el fondo piensan que nos equivocamos al plantarle cara a alguien con buena “agarraera”. Después se enteraron por la maestra de la escuela -ya no hacía falta que los niños fueran a la suelta- de que este año no se iban a soltar quebrantahuesos. Pensaron: ya se les han terminado los cuartos, ya no quieren seguir con esto, qué lástima, cuánto trabajo desperdiciado. Ante la falta de razones, los serranos sentencian y casi siempre aciertan. Desde su clarividencia se resignan y no se marean ni torturan en el análisis. A los serranos se la han jugado muchas veces y así se defienden y juegan ellos con la vida. Aun así, el tema les produce mucha tristeza y desde luego, no creen que todo vaya “mejor que nunca”.
Creo que todo el que haya seguido este blog se habrá hecho una idea de lo que ha ocurrido en la Fundación Gypaetus. En mi opinión, sólo una palabra basta para calificar lo sucedido: sinrazón. Una sinrazón que deja herida, y aunque la mía cicatriza bien, todavía pica con el aire de la sierra. Seis años y medio trabajando para Gypaetus, casi cuatro como coordinador técnico me han enseñado a ver la sierra con otra perspectiva, a conocer mejor a su gente. Mi última visita a la Sierra de Segura me hizo echar de menos mi anterior trabajo y el cariño desinteresado de los pontoneros me reafirmó que nuestra forma de hacer las cosas había calado. Tuve de nuevo la absoluta certeza de que íbamos por buen camino, de que estábamos logrando algo grande en conservación.

Agosto en la Sierra de Segura


"Eclosionan los huevos de las lagartijas, como la colilarga (la más abundante) y la de Valverde (la más escasa), y a últimos de mes, hace la ibérica su segunda puesta. Todas ellas reducen su actividad en las horas de mayor insolación y solo se dejan ver a primeras horas de la mañana y últimas de la tarde. También nacen los pequeños lagartos ocelados en los agujeros  que la hembra excavó para poner sus huevos, así como varias especies de culebras, como la bastarda, la de escalera o la de agua. Todas ellas cambian también en verano su período de actividad: la primera está activa por la mañana temprano, y las otras dos, aunque son diurnas, cuando aprieta el calor se vuelven crepusculares. En cuanto a los sapos, se defienden del calor metiéndose bajo las piedras o incluso enterrándose para encontrar el alivio de la tierra húmeda.

Apenas se escuchan cantos de aves, salvo a primeras horas de la mañana. Las migratorias africanas, como golondrinas, vencejos y abejarucos, empiezan a formar bandos que se preparan para dejarnos hasta el próximo año. No hay actividad en los nidos de las aves, salvo raras excepciones. Una de estas es la lechuza, cuyo calendario reproductor es muy amplio y el desarrollo de los pollos bastante lento, por lo que en agosto aún pueden estar en el nido, mostrando su raro aspecto de bola informe de plumón blanco o amarillento en la que se dibuja el disco facial de forma acorazonada. En la buitrera, el pollo se atreve con sus primeros vuelos en busca de carroñas. Parece ahora algo torpe, pero en menos de tres meses se habrá convertido en un insuperable planeador.

Nacen las crías de varias especies de murciélago, que son recibidas por la madre en una especie de "delantal" de piel, y permanecerán agarradas a ella hasta que sean capaces de volar. Pero el calor sigue imponiendo un ritmo más que pausado en la vida de casi todos los demás mamíferos. Para ciervos, cabras monteses, gamos y muflones, es tiempo de sesteo e indolencia durante las horas centrales del día, y de tranquila actividad durante la noche y el amanecer. Las hembras, en grupo, controlan sin demasiados sobresaltos a sus recentales."

Javier Broncano y Joaquín Gómez